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2, ligera y tri 1 las admirables pá ginas que Renán escribió para ensalzar á su hermana—fior de precio, ella sí, Máximo— hay unas palabras que conservo claras y dis. tintas: «Se ha convertido para mí. en el eruej sentimiento del amputado que obra sin ce- sar, contando con el miembro que ha perdi do, Bra un órgano de mi vida intelectual, y verdaderamente una porción de mi ser ha bajado con ella 4 la tumba. ¿n todas las co” sas morales habíamos llegado ú ver con los mismos ojos y á sentir con el mismo corazón» El plan general de mi carrera; el próposito de sinceridad inflexible que yo formaba, era tan enteramente el producto combinado de aues- tras dos conciencias, que si hubiera tenido la tentación de faltaz, ella se habría eucontrado cerca de mí, como otra parte de mí mismo, pa- ra recordarme el deber.» Máximo la iuterrogaha con los ojos, como diciendo: «¿adónde se dirige usted?»
Después de wn silencio, volvió ella á hablar:
—Yo estaba en esta situación; yo cra ese amputado. No una parte de mí misma, lo mejor de mí misma, había bajado con mi padre á la tumba, El, que era mi propia conciencia, me faltaba; sin su fuerte brazo para sosteuerme, caí desde la altura, y mo supe levantarme ni encontrar el rumbo, Perdí mi fe; mi fe en la justicia y en el bien...... Yine 4 refugiarme en esta soledad; llegué
