STELTA 19
El casamiento de amor de Ana María con un joven sabio de Noruega, enviado á Buenos Aires por una sociedad científica, á estudiar las posibilidades de organizar expediciones polares periódicas, había producido, años atrás, más que pesar, consternación entre los suyos.
Hija única, era también la hija de la vejez, pues vino al mundo cuando sus hermanos eran casi ya hombres, y esta criatura que ha- bía nacido «llena de gracias», solía decir con su modito dulce y mimoso:—+Tengo un papá y tres papacitos»—lo que expresaba bien el matiz paternal que había en el cariño de los tres muchachos.
Don Luis Maura pertenecía á una antigua familia porteña, y porque todos los hombres de su raza fueron hombres de campo, lo fué él también.
Desde que se lo permitieron sus piernas montó ácaballo, Todos los días, invariable-