STELLA sor mente: era en el eslabón de su amor, tam- bién muerto en su for... pero por haber bebido en una fuente envenenada,
El barquero empezaba su dulce estrofa, en su dulce lengua, «idioma gentil»:
Come il ricordo vago e mal distinto D'una speranza giovanil caduta,
Come il ricordo d'un afíetto estinto Nel mio vano sognar tu sei venuta.
La sombra rosada cubrió otra vez el rostro de Alejandra, extendiéndose á su cuello, y con una cortedad infantil retiró su mano. Los ojos de Máximo habían cambiado jus- tamente en el momento mismo en que el bar- quero decía con toda la pasión de su rica sangre italiana: «D'uua sperauza giovanil caduta,—Nel mio vano sognar tu sel venta.» Una sombra igual, pero de un color más subido, cubrió también el rostro varonil de. Máximo; era una oleada de su sangre, rica de pasión como la del barquero, que hervía impetuosa, al adivinar en el encogimiento pudoroso de la joven, que el cambio de sus ajos había sido por ella comprendido; y esos ojos adquirieron todavía mayor intensidad. El barquero gritó...Las dos barcas aca baban de reunirse y la pesca iba á comenzar. Máximo sacudió su impresión, y nerviosa» mente alerta, ya de pie, gritó con voz so- nora: