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En STELLA

Pensaba con angustia en el día en que él faltara... Cuántas veces en la obscura blan- cura delas noches árticas, recordando á los seres que eran alma de sualma, carne de su carne, lloró ese hombre fuerte, y temió la muerte ! Pensando en el débil, en el lejano hogar, en lo que sería aquel después, llegaba á tomar forma tangible su pensamiento: la forma de una frágil hoja que arrastraba el viento. . ....y sentíase correr porlas mejillas gotas de agua amarga que se congelaban,

Ana María habíase detenido en sus veinte años; era un milagro de juventud y de belleza permanentes. Dió 4luz otra niña, á la que pasó toda su debilidad, y quedó muy delica- da. Una nueva reacción se hizo en ella. Cuan- do se creía que su salud habíase afirmado comenzó 4 decaer.

Fué eu Niza en primavera. . .. Durante una de las ausencias de Gustavo empeoró. A su vuelta, Éste encontró una sombra que lo es: peraba para desvanecerse.

La mujer tan amada, necesitaba su pecho para morir. En él murió, ignorando su in, sin sufrimientos, sin sacudidas ni estertor, linda, suave, feliz de que hubiera llegado el día en que le prometía que siempre se quedaría alí, en que consentía, al fin, en «sacrificárselo todo.»

—Abran los balcones, pidió.

Gustavo y su lija consultáronse con la mi- rada: «qué pueden hacerle ya los cambios de