STELLA sm traban Á su alrededor. Su entrada hizo sen- sación, por la importancia que se daba á su persona ) por encontrarse tan cerca Isabel
Esta, al verlo entrar, sintió frío en la cara, lo que le advirtió que empalidecía, pero con- tinué conversando mucho, riendo, y sabo- reando el ananá al champage que acabahan de servirle,
Los tres primeros días que siguieron 4 la liegada de Montero, las de Maura erazaron <on él apenas un saludo; más, al cuarto, un amigo comedido invitó 4 varias personas 4 su mesa, y en ella se encontraron, sentados al lado el uno del otro, los dos jóvenes Mostróse él tan amable, tan casi humilde- mente amable, que la hermosa muchacha viendo en ello una hábil manera de pedir gracia y olvido, dejó retoñar sus ilusiones; su madre tnvo esa noche sueños muy elaros.
Las invitaciones á comidas y 4 paseos se sucedferon, él dió las mejores fiestas de la estación, y obsequió 4 las señoritas con un cotillón; á la semana comía en familia con la tamilia de don Luis, como si se hubiera con- venido de antemano suprimirle ocho meses al año anterior. Se camina ligero en Mar del Plata!
El mundo sancionó la reconciliación, como había sancionado el primer compromiso, roto por intrigas y coqueterías de la prima,—com promiso que sólo ellos dos sabían que no La» bía existido sino en intención—y fué tanta