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Considerado este hecha como un desaire, provocó la renuncia del Ministro José Miguel Valdés Carrera.

El Presidente Balmaceda vió en la renuncia de Valdés Carrera la ocación propicia para deshacerse del Cuadrilátero. Era indudable que aquella combinación era muy poco grata para sus sentimientos personales y para sus principios doctrinarios ya que había significado una clara tendencia hacia la limitación de sus atribuciones constitucionales. De muchos sectores se miraba al Presidente como un prisionero del Cuadrilátero; y el Presidente, a su ves, refiriéndole a él, decía que "había producido la anarquía en el Gobierno". Así, pues, aprovechó el Presidente aquella ocasión para indicar a los Ministros restantes que la crisis ministerial debía necesariamente ser total. Los Ministros renunciaron de mal talante y dejaron constancia por escrito de su extrañeza por esta situación, ya que contaban con mayoría en el Congreso.

El nuevo Ministerio (Enero de 1890) fué encabezado por don Adolfo Ibañez y formaban parte de él don Juan Mackenna, don Luis Rodríguez Velasco, don Pedro Nolasco Gandarillas. (todos liberales de Gobierno); y el general don José Velasquez. Posteriormente, Balmaceda calificó a este Gabinete, como un Gabinete de combate "contra las miras del Cuadrilátero, dirigido por el monttvarismo, y sustentado por el dinero de Edwards".

Alejado del Gobierno el Cuadrilátero se coaligó con el sector liberal que se había separado del Gobierno y junto con él se embarcó en violenta oposición, cuyo principal punto de ataque era la candidatura presidencial de don Enrique Salvador Sanfuentes, afecta a los círculos oficiales. El Cuadrilátero y los liberales disidentes fueron llamados "partidos coaligados" y, aún, "Coalición", aun cuando no hubo entre ellos pacto alguno sino una circunstancial y efímera unión de hecho. Dos puntos los unían: la necesidad de que el Presidente gobernara de acuerdo con el Congreso y la celebración de una Convención que designara candidato, presidencial. El 20 de Enero los grupos coaligados lanzaron un manifiesto en el que denunciaba el propósito del Gobierno de imponer a la Nación un Presidente prácticamente designada por el actual Presidente de la República. Agregaban, fundándose en la mayoría parlamentaria que ellos constituían, que aquello significaba un ataque "contra un poder soberano, el primero de todos: el poder legislativo".