fué transformado en un ser humano, que era el padre del joven hermoso. Contó que el pez lo había transformado en un pájaro porque él le había arrebatado a una joven que fué la madre del joven.
Se internaron en la cueva y encontraron en ella montones de monedas. La embarcaron en el mayor de los botes de los pescadores tragados por el pez, y regresaron a tierra firme.
De este modo, llegaron a ser muy ricos, y Millantún se casó con el joven, mientras que su hermano lo hizo con la hija de un cacique.
Este mito es una variante del de La Serpiente Agradecida (Véase), que fué narrado por el mismo chilote, sólo que en este caso el tesoro no es cuidado por una hidra de siete cabezas, sino por un pez gigante. El papel que éste desempeña es el de las sirenas en los mitos del Mediterráneo, con la diferencia que se los devora, mientras que aquellos sólo los hacen naufragar. Pero existe también el elemento de la atracción hacia la islita.
Interesante es la calidad vivificadora que se atribuye a la sangre derramada: concepción netamente indígena.