Página:ECH 2985 10 - Fiestas y celebraciones.djvu/9

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públicas y colectivas cumple recordar - alusiones especiales se le dedican en el capítulo Resabios coloniales - las turbas de penitentes y nazarenos y tantas otras máscaras que participaban en las procesiones del Coloniaje. Son estas omisiones factores que contribuyen a generalizar y esclarecer las diversas faces o el tono característico de las sucesivas etapas observadas en las actividades del culto católico, especialmente en la Metrópoli. Al "tenebrismo" colonial de las recias estampas sucedió la severidad -talvez única en el mundo- y la monotonía de las multitudes neorepublicanas a base del negro manto femenino; evolucionando, al final de las dos décadas de nuestro siglo, hacia el vestir de calle para todos los fieles asistentes a las misas y procesiones, pero habiendo perdido el sabrosos costumbrismo de los pasados días. Si bien muchos delos cultos patronales se trocaren en peregrinaciones algunos prevalecieron - y hasta hace pocos años - en condiciones anacrónicas de vivo interés folklórico. Aquellas del remoto territorio se han considerado en el capitulo Criollismo Literario y Musical y solamente cabría un breve cita para las del Agro, muchas de las cuales están pasando a la historia. Bastaría recordar los cortejos de guasos del Cuasimodo de Colina (Santiago), la vívida Pascua de los Negros de Roma (Colchagua), La Quema de Judas en la Semana Santa de Peñaflor (Santiago), el animado festival de las Mercedes en la Isla de Maipo (Santiago), las cabalgatas de Rancagua y Conchalí para "correr a San Juan" (24 de Junio), las festividades del más ingenuo criollismo de Alhué (O'Higgins) en los días de la Purísima y la Porciuncula, o bien los juegos y mojigangas de Rengo (Colchagua) para los