Página:ECH 2985 13 - Farmacopea popular.djvu/2

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criollas puede encabezarse con los "empachos", la "lepidia", la "colerina", los "calambres", el "chavalongo", los "cólicos", etc.; representando sendos males de toda la humanidad; y ellos se amortiguan con las respectivas pocimas del recetario popular. Asimismo se consultan los tratamientos o regimenes alimenticios y, antes de curar, se da gran importancia a la prevención de las enfermedades. Inclinándose mas decididamente hacia la superstición, a los poderes maléficos, a las maquinaciones secretas y virtudes cabalísticas, las "meicas" embaucan a la clientela con toda suerte de "caulas" (cabulas). Con cierto sadismo o repuntes de barbarie buscan el hedor y las emanaciones nauseabundas, con una decidida predilección por el estiércol, las heces, ingredientes adornados con gusanos y lombrices, o bien la ponzoña la bosta; y de preferencia la sangre y la orina.

De entre los fenómenos naturales que pretenden subvertir, y en el propósito de repeler y desbaratar la intervención de un hado adverso recurren a arbitrios supremos como aquel en que se levanta el rastro de la víctima y se echa ese polvo en un curso de agua, el que exige atravesar muñecos con espinas y alfileres o el que impone la absorción de brevajes fétidos. Está demás advertir que las fumigaciones gozan de un papel preponderante en el ritual y en estos sahumerios se aprovecha la repulsión de los sentidos antes que las cualidades desinfectantes o profilácticas.

Felizmente la tierra chilena no produce estupefacientes o narcóticos al estilo de los de las otras naciones americanas (marihuana, daturas, coca, pulque, etc.), pero la mórbida imaginación de los inclinados hacia la fantasía y el delirio ha encontrado en el alcohol de uva los buscados "paraísos artificiales", amagando con el vicio de la embriaguez la austeridad del apacible vivir y la prosecución de las costumbres sanas y sencillas de la gente de campo.

Numerosos y variados han sido los herbolarios medicinales recolectados a base de especies chilenas, pero muchos de ellos solamente asociaron las virtudes vegetales a la docta medicina, alejando esas enseñanzas de la gente sencilla que busca y prefiere sus costumbres, sus creencias y su vocabulario. Demás está advertir que esos manuales o tratados no militan en el campo folklórico.

De las artes cosméticas pocas referencias se pueden hacer en relación con los preparados caseros. Las recetas - tan efectivas como simples - heredadas de los viejos tiempos se perdieron y apenas se buscan para sahumerios, entre las cuales aun imperan: el romero, la salvia y en determinados casos el incienso. Poco