de los fieles se reunen alrededor de masas bien servidas con los platos y frutos nacionales.
La increíble diversidad de los disfraces y uniformes de los oficiantes en el cuadro general de estos rituales queda confinada en las provincias del norte, paro desaparecer en Aconcagua y todo el sur, restando a las reuniones el atractivo folklórico más evidente.
Una referencia especial merece la disciplina que rige todas estas concentraciones. Devotos, penitentes y oficiantes imponen sus ritos y reglas con un sentido claro y preciso de su responsabilidad y con el dominio y buen uso de sus prerrogativas quieren prepararse a la virtud y elevar los espiritus.
Solamente una nómina detallada de las peregrinaciones chilenas podría dar una idea de sus variadas formas y de su desarrollo tradicional. Si los sitios de peregrinaje