viejas haciendas como en las coquetas y airosas tinajitas que aún lucen en los jardines de Pomaire, señalando una organización artesana que es urgente revivir.
En el trabajo de los barros -especialmente los rojizos- el decantado de la greda la convierte en una paste uniforme, pero algo condimenta con tierras porosas o arenillas de cuarzo, amasándosele metódicamente y manteniéndosele en una mezcla siempre húmeda. Sobre una tabla mojada se procede al moldeado de tiestos y figuras con el auxilio de una "paleta" (palo) para las aristas, un trozo de "cordoban" (cuero de becerro) para las superficies y el costado de un "mate" (calabaza) pera las curvas interiores. Todavía húmedas las piezas se les recubre con "colo" (engobe) como una arcilla más fina y esmaltada, ya roja o blanca; y, por último se procede a frotar y alisar las imperfecciones con negras piedras de río. La cochura es directa