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vivienda campesina la "casa elemental" no es digna de describirse en Chile como una especialidad a causa de sus contradictorios aspectos y sus transformaciones. En las norteñas comarcas desérticas las cabañas multiformes se reducen a la caseta de burda madera o de "calamina" (planchas de zinc o chapas de hierro), o bien a la casucha quechua de piedra canteada o de pirca. Domina, sin embargo, el rancho provisional o inestable, pero bien similar a la choza peruana o al rancho del N.O. argentino, todos estructurados con los palos, horcones, ramas, barro y paja que completan la técnica quechua de la "quincha". Hacia el Agro Central domina una construcción más pesada en que abundan la teja y el adobe, para terminar, y desde la latitud 38 Sur, en la casa completa de madera y la típica vivienda chilota.

Un lineamiento general del clásico rancho chileno lo reduce a una pieza y sus escuetas dependencias. Es una vivienda de una sola planta, con silueta rectangular, con muros de materias vegetales y minerales y una techumbre de dos pendientes. La armazón es improvisada y apenas se advierte una puerta y un respiradero - que no es ni lumbrera ni tronera - para la salida del humo. Interior y exteriormente lleva suelo en tierra apisonada y requiere arbóreas plantaciones en las cercanías. Hacia su primer grado de evolución esta simplísima morada consulta una ventana y una casa-cocina anexa, como recinto no siempre cerrado ni siempre cubierto.

Antes de calificar ulteriores desarrollos hay que evocar la construcción de tipo colonial puro, implantada por conquistadores, colonos, alarifes y misioneros. En las viejas casonas del Coloniaje prima el sólido adobe formando grandes muros e integrando una silueta general tan recia como baja. Grandes puertas y ventanas, ornadas de rejas, integran la fachada; pero en los modelos del tipo agrario la edificación se extiende toma en su planta la forma de una U y se dispone en tres alas unidas perpendicularmente por el "corredor" (galería o claustro), sostenido por típicos pilares de madera o simples columnas de mampostería con sencillas basas capiteles. Componiendo la techumbre a dos aguas, y cubriendo el envigado, descansa una capa de cañas imbricadas (sujetas con tientos o "guasquillas" de cuero), una cama pajiza o una torta de barro y la sobrecubierta de tejas.

En referencia a la "casa regular" del campo chileno concurren en su construcción, y como atributos universales, las "soleras" (maderos horizontales), los "durmientes" (traviesas) y los "pies derechos" (maderos verticales) de roble;