Página:ECH 3009 6 - Repostería y bebidas.djvu/9

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y variedades del nuevo continente son innumerables al favor de los frutos de la tierra. Herencias árabe-hispánicas que no fructificaron se pueden contar entre los mejores aciertos de la minuta ibérica, recordando los guirlaches, los turrones, los pestiños, los polvorones, los borrachuelos y las fruslerías de ajonjolí. En cambio la escuela dulcera - la propiamente colonial - impuso recetas bien favorecidas con las yerbas y pastas autóctonas. Para Chile hay que recomendar las "naranjas capuchinas", los "duraznitos de la Virgen", los "coquitos de palma", los "higos chumbos" y la amplísima lista de las frutas tropicales (lima, papaya, chirimoya, etc.). De consideración resultan algunas primicias como ciertos duraznos priscos, las incomparables sandías y los melones de olor, los membrillos corchos, la nuez verde, etc. Enunciada esta riqueza puede considerarse el propio ciclo colonial de "la buena mano", tanto en los