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Página:ECH 518 03 - Las Creencias.djvu/8

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la órbita de raigambre indígena americana elegimos el o la lampalagua, cuya vigencia mítica se concentra en Argentina y Chile, derivada de una boa acuática de hasta ocho metros de largo, conocida con el mismo nombre o con el de ampalagua. La fantasía recreadora la ha convertido en una serpiente terrestre de longitud aún mayor, dotada de fuertes garras, que vive en galerías subterráneas construidas por ella misma, las que abandona esporádicamente, asomando sólo su enorme cabeza a la superficie, con el fin de saciar su hambre a costa de cuanto ser viviente encuentra, provocando serios daños a siembras y plantaciones. Dícese que es tal su capacidad de consumo que puede beber por completo el agua de ríos, esteros, canales, que le interceptan su camino.

Este mito surge en los relatos campesinos de las localidades más tradicionalistas en materia de creencias folklóricas; entre otras, - circunscribiéndonos a nuestro país - Choapa y Salamanca, en la provincia de Coquimbo; Petorca y Los Andes, en la de Aconcagua; Talagante y Melipilla, en la de Santiago; siendo improbable su existencia en los extremos geográficos.

Si pasamos a la procedencia universalista, tenemos en el brujo un ejemplo descollante, aunque configurado en nuestra mundo mítico sobre la base de elementos hispamos y mapuches, principalmente, y con caracteres folklóricos chilenos muy determinados. El es, en la actualidad, el mito antropomórfico más importante de cuantos podamos descubrir en toda nuestra cultura, y comprende brujos blancos y negros, según se dediquen a la práctica del bien o del mal, respectivamente; sin embargo, tanto los unos como los otros tienen atributos semejantes y deben realizar el mismo proceso básico de iniciación y estudio, que implica grandes sacrificios físicos y mentales, pero sólo los segundos están sujetos a normas demoníacas, entre las que sobresalen la de abjurar de principios religiosos, la de pactar con el diablo la de maldecir a los padres; ya que gracias a su cumplimiento podrán optar al grado de mandaruno, el máximo en cuanto a saber y poderío a que es posible llegar.

El oficio brujeril, también denominado arte, lo cultivan hombres y mujeres. Facultades relevantes de él son: volar en calidad de chonchón o valiéndose del macuñ, un chaleco confeccionado con