los hombres que en ella se reflejan; época y hombres cuya mas típica personificación es el propio autor. Pero la producción literaria de D. Pedro Echagüe tiene un positivo valor artístico, fuera del documental. Lo dijeron en su hora voces eminentes, en juicios que conviene recordar junto con los libros que los provocaron. Así Mitre, quien en la carta-prólogo de "Mártires Argentinos" ie escribía a Echagüe en 1875: "En Mártires Argentinos" los tintes de la imaginación se armonizan con los recuerdes de la historia y los elevados sentimientos que caracterizan esa época memorable de sacrificio, de lucha y de dolor. El verdadero interés del libro consiste en su parte histórica, que refleja algunos de los inmortales episodios y grandes caracteres de la heróica lucha de la libertad contra la tiranía en que Ud. fué soldado de la buena causa, y en que se bosquejan las nobles figuras de Lavalle, de La Madrid, de Acha y de Avellaneda; y se relatan con animación y exactitud de detalles, las derrotas y victorias de los ejércitos libertadores, la campaña de Tucumán, la batalla de Angaco, la emigración a Chile a través de la cordillera, y otros hechos sobre los cuales nada o muy poco se ha escrito, y que merecen vivir en la memoria de todos. Le doy a Vd. las gracias por los grandes recuerdos que en mi alma de argentino ha despertado".
El volumen de poesías "Ecos Postreros", al que aludí al comenzar, trajo también, a su aparición dos cartas-prólogos: una de Juan Carlos Gómez, otra de Olegario V. Andrade. El primero decía en la suya: "Es indisputable mérito el de haber cultivado flores de poesía en medio de la espantosa borrasca que azotó nuestra juventud. De ellas trascenderá siempre el perfume de sentimientos y melancolías que marcan con un sello especial todas las cosas de aquella época de grandes dolores y de grandes virtudes. Yo he aspirado en sus versos de Vd. ese perfume" La carta de Andrade es extensa y desarrolla sus apreciaciones en un penetrante análisis del que extraigo los siguientes fragmentos: "Predomina en sus composiciones el sentimiento de la patria, mezcla de congojas y esperanzas, de recuerdos y presentimientos que le inspiran de vez en cuando robustas y fogosas estrofas. Ele sentimiento varonil, impetuoso, que rebosaba en el alma de Mármol en las horas inquietas del destierro, que vibró en la lira de Juan María Gutiérrez, como los salmos vengadores del profeta en el arpa enlutada de la patria, ha sido siempre fuente copiosa de inspiración entre los poetas argentinos. Su canto de Vd. a Mayo, es digno del asunto, grito expontáneo del corazón aludando a través de los tiempos, los hombres y los sucesos de nuestra edad homérica. Hay en él una viril entonación y una noble idea que no puedo menos que aplaudir. Alentar la virtud, glorificar el trabajo, suspirar por la patria perdida, o bendecirla al reaparecer como un astro eclipsado, es una intención generosa y simpática que merece el aplauso de todos los hombres bien intencionados; ella palpita en sus versos y se exhala de ellos. como un perfume espontáneo y purísimo".
Ignoradas como las obras que las motivaran, han quedado, mientras corrió el último medio siglo, las apreciaciones precedentes. La crítica y la historia literaria discurrieron doctamente sobre escritores desprovistos de todo mérito y compilaron apresuradas sus lucubraciones en antologías voluminosas y vanas. Hasta que el señor Ricardo Rojas descubrió por fin a Echagüe y