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Página:El Anacronópete - Viaje á China-Metempsícosis (1887).pdf/263

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viaje á china

una montera de fieltro oscuro, menos alta, pero idéntica en la forma al sombrero del pierrot.

Tanto el macho como la hembra se abrigan con un saco hasta la cintura, sin mangas y guatado, que visten sobre el traje descrito, y llamado patchama. Los niños emplean el mismo uniforme, pero de colores rabiosos, y les cubren la cabeza, ya con un simple aro, del que penden borlas y cordones, ya con una cosa parecida á las carteras en que los chicos de la escuela guardan los libros, colocada de modo que la cubierta penda sobre el cogote, y adornando los dos picos del remate de arriba con unas orejitas de gato hechas de algodón en rama.

Pasemos al peinado. Los parvulillos llevan sobre cualquiera de ambas orejas un plumerito, como la perilla de un hombre, atadito con una cinta de color; el resto afeitado; con lo cual se consigue que se fortalezca la parte de pelo que más tarde han de dejarse crecer, y que, como dejo dicho, toma la consistencia de la cerda. En efecto: en cuanto el niño llega á adulto, se le afeita también el tuferito y se le hace adoptar el invariable aderezo de la epidermis capilar masculina; porque debo advertirte que aquí nada cambia, todo es inmutable; no hay modas ni caprichos. El pasado se sabe por el presente, el mañana puede leerse por el hoy, la tradición impera; el estacionamiento es la base de su sistema.

Hasta hace dos siglos el habitante del Celeste Imperio lucía larga cabellera y ostentaba el traje con que vemos representados en sus estampas á los ídolos y los héroes de sus leyendas; pero al caer la dinastía china de los Ming y tener que soportar la dominación tártara de los manchures del N., la dinastía Tsing, que hoy subsiste, impuso á sus vasallos la dura ley del vencedor, y haciéndoles cambiar de traje, les obligó á afeitarse la cabeza y dejarse una cola de perro, en signo de servidumbre.