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EL CARDENAL CISNEROS


viaje, porque dos veces le robaron en el camino. Alli tuvo la buena suerte de encontrarse á uno de sus amigos y condiscípulos de Salamanca, aquel buen Brunet que le sirvió de Providencia hasta llegar á Roma y que después, cuando su compañero llegó al apogeo de su fortuna y quiso demostrarle su agradecimiento, le sorprendió con su noble desinterés y su sincera modestia.

No hay para qué decir lo que la vista de la Ciudad Eterna influiria sobre la imaginacion sombría y poderosa de Cisneros. La virtud, como dice muy bien Plutarco en la vida de Demóstenes, puede brotar y crecer en los lugares más humildes, como la felicidad es flor rara que suele brillar en los desiertos que no conoce la geografía; pero el imponente espectáculo de la Roma de los Césares y de los Papas, de aquella grandeza incomparable, que es resúmen de la historia, centro de la tierra y escala del cielo, necrópolis de los siglos é imágen de la eternidad, cuando influye sobre una alta inteligencia y sobre un gran carácter, les comunica algo de su grandeza, dilata los vastos horizontes en la primera y da al último el temple que los años respetan y la adversidad fortifican… No pudo Cisneros prolongar mucho tiempo su estancia en Roma, en donde ejerció su profesion de abogado, pues cuando empezó á ser conocido, tuvo noticia de la muerte de su padre y determinó volver á España para ser el consuelo de su anciana madre y el sosten de su necesitada familia; pero aquella residencia, al paso que sirvió para acalorar su austero misticismo y su piedad fervorosa, levantó los pensamientos de su noble inteligencia.


IV.


Una gracia obtuvo al retìrarse de Roma, que fué orígen para él de hondas amarguras y grandes persecuciones. Otorgóle el Papa un Breve, en virtud del cual debia dársele posesion del primer beneficio que vacase en la diócesis de Toledo. El uso de estos tiempos, dice Flechier, habia introducido esta suerte de provisiones, llamadas bulas ó gracias expectativas; pero contra ellas protestaban los Obispos, porque las suponian, y no sin razón, una mutilacion de sus derechos y un ataque á su autoridad. Así es que cuando Cisneros quiso ocupar, apoyado en el Breve pontificio, el Arciprestazgo de Uceda, vacante en 1473 por muerte del que lo