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El Cardenal Cisneros

quién hablais? Esta noble y severa moderacion, que tan bien cuadraba á la magestad del Trono, acabó de irritar al fraile, de sí ya bien arrebatado y violento, que otra cosa esperaba de sus estudiadas exhortaciones y de sus ardientes conjuros, por lo cual, en el último paroxismo de la soberbia, le replicó á su vez: Si, Señora, lo he pensado bien, y sé que hablo con la Reina Isabel, que es polvo y ceniza, como yo.

El General y los Franciscanos comprendieron que su proyecto habia completamente abortado. Cisneros desde entónces tuvo más en su favor el ánimo de la Reina (que siempre aumenta la simpatía de las almas nobles en favor de aquellos que son objeto de emulaciones bastardas y de envidias ruines); pero no por eso quiso justificarse con ella y ni mucho menos abusó de su triunfo mostrando su disgusto al General, á quien, por el contrario, manifestó gran consideracion y respeto.


XIV.


Aunque Cisneros dió testimonio de su templanza y de su generosidad en este lamentable incidente, envió poco á poco á sus conventos á la mayor parte de los religiosos franciscanos que tenia á su lado, y que habian sido, sin duda alguna, instigadores ó cómplices de toda la oposicion é intrigas que contra él se tramaban. Algunos retuvo todavía por su fidelidad, mérito y devocion, que después llegaron á grandes puestos, dos á Obispos, uno á Predicador del Rey; pero quedó en su casa el peor de todos, que era su propio hermano.

Obsérvase por regla general en todas las familias que, cuando uno de sus individuos llega á sobresalir y á ocupar un puesto preeminente en cualquier carrera, arte ú oficio, todos ó casi todos los que á esa familia pertenecen creen que, sin duda por venir del mismo tronco, tienen igual capacidad y pueden abrigar iguales aspiraciones. Esto, que en cierto modo es pausible, pues es honrar al que sobresale seguir sus pasos en todo, tiene tambien sus inconvenientes, pues si no han recibido de Dios, que es lo ordinario, la misma aptitud los imitadores, quedan rezagados; y entónces, ó vienen á ser escándalo de la justicia si el adelantado los empuja con su favor, que es lo natural, dada la fragilidad humana, ó son