Página:El Cardenal Cisneros (05).djvu/8

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

nuestro Prelado se refiere. Dos cosas haremos notar, sin embargo, que dan á conocer el carácter de Cisneros. Es la primera que protestó contra la introducción de un laico, llamado Ibañez de Aguirre, en el tribunal del Santo Oficio, á lo cual replicó el Rey: «¿Ignorais que si el Santo Oficio tiene una jurisdicción es porque la recibe del Rey y que el Rey puede llevar á él á quien quiera?» De modo que Cisneros tendia á dar al Tribunal un carácter exclusivamente eclesiástico, y por cierto que el Ibañez de Aguirre fué separado por el Cardenal cuando quedó de Regente, muerto D. Fernando, y vuelto á reponer en su puesto por el Emperador Carlos V, y por cierto también que la segunda cosa que queremos hacer notar está en contradicción con la primera hasta cierto punto, pues ella es que cuando el Papa León X llamó á sí la causa de un condiscípulo suyo llamado Juan de Covarrubias, procesado por el Santo Oficio, Cisneros lo resistió é hizo observaciones en contra, reivindicando autoridad propia, protesta que reprodujo con mayor energía, muerto ya el Cardenal, el Emperador Carlos V, á tal punto que el Papa tuvo que desistir de su pretensión y entregar el conocimiento del negocio al Cardenal Adriano, sucesor de Cisneros en el cargo de primer Inquisidor.

Nada, pues, desluce la gloria que irradia el nombre de Cisneros durante el tiempo que ejerció las últimas funciones. En cambio la vamos á ver más alta en otra empresa que acometió con el talento, con la energia y con la perseverancia que le distinguian, en la rápida y brillante conquista de Orán de que vamos rápidamente á ocuparnos.



XXXVI.

Admiración y asombro nos causa toda la vida de Cisneros, los gigantescos pensamientos de su imaginación, la infatigable perseverancia con que los lleva á cabo, la inflexible energia con que domina los obstáculos, su firme independencia, su fervorosa piedad, su ardiente patriotismo. Yes que los hombres cuando se consideran llamados á una misión y no oyen más que la voz de su conciencia y obran impulsados por la fe ó dirigidos por su patriotismo ó dominados por una gran virtud, parece como que son encarnación de la Providencia y que, como ella, obran milagros, y que, como ella, desconocen los intereses mezquinos, que son móviles