Página:El Cardenal Cisneros (06).djvu/4

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estado de ánimo del Cardenal como la carta que escribió con este motivo á su constante amigo. Es corta, y creemos oportuno reproducirla á continuación. Decia asi:


«Venerable canónigo: vi la carta de su alteza e vi lo que me escreviste y he estado muy maravyllado de todo esto, tanto que no sé que rresponder: he tenido mucha pena de ver descarriadas tantas gentes como para esto tenia aqui juntas, y otras que tenya por diversas partes, e otras muchas maneras de proveymientos; ansi que es cabsa de perder el crédito y haberles daño, e después, e quando las ovyeren menester, non creerán a nadie, e otros muchos ynconvenyentes que de aqui se siguen: plega a nuestro señor que su alteza en lo porvenir lo provea de otra manera: allá enbio a omedes al conde pedro navarro a le dar cuenta desta dilación a él y a otros; e perdónele dios a vargas e a su villalobos que en tantas materias nos ha traydo; pero ellos daran cuenta a dios: de alcalá XI de otubre.

F. Car-lis


Afortunadamente esta angustia cruel del Cardenal duró breve tiempo. A los pocos meses, al principio de año nuevo, el Rey volvió á proteger la empresa, y la alegría de Cisneros no tuvo límites. Con más, ardor que nunca se consagró á proveer á todas las necesidades de la expedición. Gran número de provisiones pedian los militares, y él todavía procuraba más [1]. Reñia con Vargas y Villalabos, que querían aprovechar la ocasión y hacer su agosto, no queriendo soltar sus géneros si no se les pagaba al instante, cuando lo convenido era que de los productos del subsidio se les pagase, y cuando Cisneros por la paitad más barato podia comprarlos pagando al contado de sus dineros. Comprometía á la iglesia de Alcalá, al Cabildo de Toledo y á toda su Diócesis para que le ayudasen fuertemente en su empresa. Llevaba su correspondiente tribunal militar con su Alcalde de Corte para Auditor de guerra, y se proveía de cédulas en blanco del Rey para los nombramientos que fuera conveniente hacer. Establecía postas para que los

  1. Las provisiones que exigió el Conde Pedro Navarro fueron: diez galeras, y navios que completasen 20.000 toneladas, que se calcularon en 150 velas. Debíanse embarcar 15.000 quintales de bizcocho, 2.000 fanegas de cebada para los caballos, 1.600 botas valencianas llenas de agua para hombres y caballos, 1.200 quintales de carne salada, 500 de queso, 600 de pescado cecial, 800 barriles de sardina y anchoa, 30 botas de aceite, 70 de vinagre, 300 fanegas de sal y 500 botas de vino.