Página:El Cardenal Cisneros (06).djvu/7

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fondo de un alma arrebatada por una gran idea ó dominada por una gran pasión en el instante mismo en que va á realizar esa idea ó satisfacer esa pasión? ¿Quién nos podria contar lo que pasaba en el alma de César cuando se detuvo en Rávena antes de salvar el Rubicon, ó la noche que desafió la tempestad en un esquife cuando fué á buscar personalmente el ejército que esperaba de Italia para batir á Pompeyo? ¿Quién la ansiedad de Colon cuando buscaba con su genio el mundo que escondian á su vista el abismo del Cielo y el abismo del mar? ¿Quién nos podrá decir los pensamientos de Bonaparte al ir y volver de Oriente, atravesando por entre los navíos de Nelson, ó durante su navegación en su regreso de la isla de Elba?

Durante la travesía oraba Cisneros, es verdad, pero por momentos se le aparecía la costa de África , y ya creia ver á Mers-el-Kebir, ya oir las salvas de sus fortalezas, ora admirar las torres y jardines de Orán, ora recorrer sus pintorescos alrededores. Crecia su entusiamo, se acaloraba su fantasía, juzgábase vencedor y haber ganado ya la ciudad infiel para Cristo y para España. Al fin, entrada la tarde del dia siguiente, se descubrió la costa africana, y ya entre las sombras del crepúsculo se llegó al deseado puerto, viéndose con alegría á las pocas horas que ningún buque, ninguna fusta faltaba de toda la escuadra salida de Cartagena.

La travesía habia sido feliz, y el viento tan favorable, que los marineros decían, quizás por burla, quizás por veneración: ¡el fraile lleva los vientos en la manga!


XLIII.

Veni, vidi, vici, decía el héroe romano al dar cuenta del rápido éxito de una de sus admirables campañas, y no otra cosa parecía proponerse en esta ocasión el ejército cristiano; pues el dia siguiente de su llegada á África, á las diez de la mañana, toda la infantería y parte de la artillería y de la caballería, ésta, por feliz consejo de Cisneros contra el dictamen de Pedro Navarro, estaban ya desembarcadas y prontas á entrar en combate.

A la una del dia el ejército se hallaba formado en, batalla en una llanura que está al pié de la fortaleza del Mers-el-Kebir. Las tropas estaban divididas en cuatro cuerpos, dotadas de su artillería, y