Página:El Cardenal Cisneros (08).djvu/5

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bárbara y terrible, todavía insistió el Rey y se apeló á otra más original y extraordinaria, como fué arrojar á una hoguera un Misal romano y otro gótico para ver cuál salia ileso de las llamas. Victorioso también el último, consintió el Rey en que se continuase practicando en las antiguas parroquias de Toledo; pero obligó á las demás del reino, á todos los pueblos y ciudades á que siguieran el Ritual de Roma, por más que lo repugnaba el pais, lo que dió origen al sarcástico proverbio de «allá van leyes donde quieren Reyes.»

Localizado, no obstante, el Ritual indígena á determinadas parroquias de Toledo, y extinguiéndose poco á poco las antiguas familias cristianas que habian conservado el fuego sagrado de la Religión entre los mismos Infieles, sólo llegó á celebrarse en ciertas fiestas solemnes, si es que no se perdió por completo, hasta que, revolviendo papeles y manuscritos hacinados en el Archivo, cuando Cisneros, siempre grande en sus concepciones, acaloraba en su mente la idea de construir una biblioteca á la manera de la del Vaticano, se encontró con los que se referían á la liturgia gótica, y mandó hacer una edición abundantísima de Breviarios y Misales muzárabes, que distribuyó generosamente entre todas las parroquias de su diócesis. Es más: con el objeto de perpetuar tradición tan piadosa, hizo construir en la catedral de Toledo una magnífica capilla, que hoy todavía se enseña á los viajeros y á los fieles que por primera vez visitan aquel augusto y venerando templo de la Religión y de las artes, á la cual señaló trece sacerdotes con la obligación diaria de decir Misa y celebrar el Oficio, según la liturgia gótica ó muzárabe.


LII.

Aunque Cisneros habia marchado á Alcalá, como el Gran Capitán al reino de Granada, para huir de una Corte en donde la enemistad del Rey tantos disgustos podía darle, no por eso los evitó, pues no tardaron en seguirle á su mismo retiro.

Reclamaba justamente el Cardenal la indemnizacion de los gastos que habia adelantado para la expedición de Orán, ó de lo contrario que se adjudicase esta plaza al Arzobispado de Toledo; pero el Rey quería excusarse de lo uno y de lo otro. Los cortesanos, que