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Página:El Cardenal Cisneros (08).djvu/4

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que enviaba y repartía gratuitamente por campos y aldeas, en donde eran de utilidad suma. Elógiase en Baviera, en donde de cada cien habitantes cuarenta y tres se dedican á la agricultura, que los niños de los labradores la aprendan como la religión, por medio del catecismo, y en verdad que esto no es más que hacer lo que Cisneros hace tres siglos.

¡Ministros españoles de la Revolución moderna! ¿por qué, para disipar la ignorancia en las últimas capas sociales y establecer los conocimientos agrícolas, tan necesarios en nuestro pais, no imitais también en este punto al gran Cisneros?

Aún nos falta hacer mención de otra obra llevada á cabo felizmente por nuestro ilustre Prelado, y fué la magnifica edición que hizo del rito muzárabe, entonces casi olvidado ú olvidado por completo en todas las iglesias de España, y que era el verdadero rito nacional.

Es sabido que la antigua liturgia española, como la liturgia romana, fué adulterada por las herejías de los Bárbaros que dominaron en nuestro país, hasta que, convertidos al catolicismo los Visigodos, se celebró un Concilio, el cuarto de Toledo, al cual asistieron todos los Obispos, y fué presidido por el ilustre Prelado de Sevilla, San Isidoro, para poner fin á la variedad de las liturgias antiguas. Hiciéronse algunas adiciones y otras supresiones en los Rituales conocidos, y formóse lo que se llamó liturgia gótica, escrita en lengua latina, que tenía algo del carácter de la liturgia griega, y fué declarada única, legítima y ortodoxa en España. Vinieron los Moros; dominaron el país; muchos naturales abandonaron sus hogares por respirar aire de libertad entre inaccesibles riscos, y allá en Toledo los Cristianos que quedaron siguieron practicando el culto con el Ritual prescrito por San Isidoro. A estos Cristianos, que vivían mezclados con los Moros, se los llamó Muzárabes, y á su culto muzárabe también, pero que en realidad era la liturgia verdaderamente cristiana y española.

Lo que los Moros respetaron no lo quiso respetar Alfonso VI cuando tuvo lugar la Reconquista, pues infinido por la corte francesa que le rodeaba, á cuyo frente estaba su esposa Constanza, se empeñó en reemplazar la liturgia gótica ó muzárabe con la romana. Grande oposición encontró el deseo del Rey en el clero, en la nobleza, en el pueblo, y hubo que apelar al juicio de Dios, según el uso de los tiempos; pero aún triunfante el culto muzárabe de esta prueba