Página:El Cardenal Cisneros (11).djvu/13

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más que el otro, sino por llevar consigo mayor número de ellos.

Entónces fué cuando se presentó en Santo Domingo el célebre Casas, que clamó en público, en privado, ya con el consejo, ya con la predicacion, ya con el ejemplo, en favor de los Indios; pero su voz de todas maneras era vox clamantis in deserto. Vino á España, y poco habria conseguido del Rey Católico, rodeado como estaba de Conchillos y del Obispo Fonseca, si no hubiera ocurrido su muerte y pasado el gobierno á manos de Cisneros. Casas no necesitó pasar á Flándes para buscar protección y ayuda en favor de los Indios. El Cardenal de España le oyó con benevolencia y le ofreció cumplida justicia. El alma generosa de Cisneros, representante de la tradicion magnánima de la Reina Isabel, se indignó de las iniquidades que pasaban en el Nuevo Mundo, y era muy propio del temple de su carácter cortar aquellos envejecidos abusos y preparar á los Indios para la fe por medios más eficaces y humanos.

Pensar y obrar eran operaciones casi simultáneas en Cisneros: convencido de la bondad de una medida, no era amigo de lentitudes y timideces, obraba desde luego.

El Cardenal de España queria que una comisión de religiosos pasara á la Española con plenos poderes para todo. Debíase empezar por declarar libres á todos los Indios cuyos amos no residiesen en el Nuevo Mundo, lo cual significaba dar un golpe terrible á los cortesanos del Rey difunto. Debian de averiguar la verdad sobre todos los abusos que se denunciaban, y procurar instantáneamente su remedio. Debian de reunir á los caciques principales de la Isla, y declararlos subditos libres de los reyes españoles, ofreciéndoles una pronta reparación por todos los perjuicios sufridos. Debian de extender estas seguridades á todos los Caciques é Indios del Nuevo Mundo, valiéndose de misioneros que ya tenían su confianza y hablaban su idioma, quienes hablan de hacerles comprender que sólo se trataba de mejorar su condicion y endulzar sus penalidades. Los Castellanos debian respetar la libertad de los Indios: sólo podian reducir á esclavitud á los caribes antropófagos; pero seria castigado con la pena de muerte todo el que, con este pretexto, oprimiera á los Indios pacíficos, y juzgado por los tribunales el Español que pasara á vias de hecho contra los indígenas, cuyas declaraciones serian admitidas como válidas.

Faltaba por decidir los religiosos á quienes se encargaría de esta