Página:El Cardenal Cisneros (11).djvu/15

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ordinarias, sino que examinase también la administración practicada en el país hasta entónces.

Todas estas reformas en la administración de nuestras Colonias, alarmaron y pusieron en guardia á los amigos de D. Fernando que habian quedado en el Consejo. Zapata y Carvajal no quisieron firmar los poderes extraordinarios dados á Zuazo, que por cierto fué uno de los magistrados más puros que han visto las Américas en todos tiempos; pero Cisneros, como Regente, les obligó, y si obedecieron, por fin, fué reservándose el derecho de protestar ante el Rey D. Cárlos cuando viniese á España.

Los padres Jerónimos abandonaron las costas de España en 13 de Noviembre de 1516, no pudiéndose llevar consigo á Zuazo, porque no estaba aún dispuesto, ni queriéndose llevar á Casas, para no aparecer desde el primer momento á los Españoles de Santo Domingo, como identificados con aquel que tan odioso les era. Cuando llegaron á la Isla Española, procedieron desde luego con tanta inteligencia como circunspeccion á informarse de naturales, peninsulares y eclesiásticos, respecto al estado de la Isla, situación de los Indios y demás puntos señalados por Casas. Suprimieron, los repartimientos que pertenecían á Españoles no residentes en América, y si dejaron á los colonos, que estaban al frente de sus fincas, la facultad de continuar sirviéndose de los Indios, fué á condicion de que los tratasen con dulzura y para tranquilizar á los Españoles á quienes Casas con sus imprudencias tenía profundamente irritados. Aquellos cenobitas, que apénas habian oido hablar del Nuevo Mundo en sus celdas, demostraron en el desempeño de su difícil cargo grandes cualidades de inteligencia, de madurez, de energía, ya enfrente de las exageraciones del mismo las Casas, ya enfrente de los egoísmos de los peninsulares que allí querían prevalecer; de modo que si se opusieron á la emancipación completa é instantánea de los esclavos, ni fué por favorecer á los últimos ni por oponerse al primero, sino porque creían que aquella medida hería los intereses de los colonos, retardaba la civilizacion de los indígenas y contenía los progresos del Evangelio entre ellos. El Nuevo Mundo no se vio nunca entregado á manos más puras, ni tratado con mayor equidad ni gobernado con más interes y sabiduría, como dice con razón Quintana hablando de estos padres Jerónimos, y por cierto que es admirable el criterio con que señalaban al Gobierno las