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Página:El Dilettantismo sentimental.djvu/43

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El Dilettantismo sentimental

nunciaban el desarrollo exagerado de su sensibilidad.

Esta sensibilidad refinada le hizo temer la realidad, desfigurarla, dotándola de calidades que ella forjaba ingenuamente: su extrema bondad iluminaba todo lo que recibía del mundo real. Así, su madre, excelente ama de casa, mujer grande y fuerte, de rasgos un poco groseros—parecíale "fina y delicada"; su padre, tan cruelmente egoísta "la bondad misma"; su hermano Andrés, imperioso, absolutista, "se desvivía por preocuparse de los demás".

Ignorábase a sí misma, como ignoraba a los que la rodeaban.

En esta completa soledad moral, Carlota languidecía bajo el anhelo imperioso de compartir con alguien su vida afectiva. Llena de un amor admirativo por Andrés, que encarnaba las aspiraciones de la familia, su alma iba a ser vivisectada por el Discípulo, para satisfacer un odio instintivo. "Mi deseo de seducirla era alimentado por la cruel voluptuosidad de humillar a ese soldado, a ese gentilhombre, a ese creyente, ultrajándolo en su hermana, en el ser que más quería". "Este matiz odioso de mis sensaciones es, en el último análisis, tan “fatalmente necesario" en mí, como lo era la gracia algo romántica en Carlota o la potente energía en el conde Andrés".

Dominada "la impotencia de salir de su yo, determinado a la acción por la idea neta" de "practicar una vivisección, Roberto se dedicó a estudiar, en "La Teoría de las Pasiones", de Alejandro Sixto, esas 200 páginas sobre el amor, las condiciones exactas que originan esa pasión, para provocarla a voluntad en el sujeto".

Y poniendo en práctica los principios de que "en el fenómeno de la piedad femenina hay un elemento que confina con la emoción sexual, me decidí a excitar la piedad de Carlota fingiéndome triste a