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El Dilettantismo sentimental

cable la actitud de espectadores impasibles, asignada a los padres de Carlota. Ante la larga y dolorosa crisis pasional, ni siquiera la madre, menos egoista que el padre, ese enfermo imaginario—más próxima a Carlota, por el sexo, se da cuenta que esa joven, enloquecida por el dolor, no es la feliz prometida próxima a casarse. En la conversión semi—milagrosa del Maestro, Bourget, novelista tendencioso, encarna un símbolo la necesidad de conciliación entre las verdades científicas y los sentimientos religiosos. Pero, como no desarrolla lógicamente su tesis, no logra convencer.

Tal es el resultado sombrío a que el dilettantismo sentimental arrastra a los intoxicados por la literatura malsana. No es ciencia, ni filosofía, la que rompe en el hombre los moldes de sus más nobles sentimientos; es simple literatura criminal, disfrazada de ciencia, con oropel de filosofía. Y es triste lección para los que siembran paradojas sin saber si caerá la semilla en surcos enfermos; son paradojas, y no otra cosa, las especulaciones abstractas con apariencias de razón, pero sin fundamento en la observación de la naturaleza, sin respeto a las leyes de la vida humana, que son, ante todo, solidaridad social, simpatía, armonía, bondad, amor.

La lectura de las "Memorias" del Discípulo remueve en Alejandro Sixto el fondo bueno y noble de su naturaleza: "Existe entre vos, maestro insigne, y yo, vuestro discípulo, acusado del crimen más infame, un lazo que quizás el mundo no sabrá apreciar, pero que siento en mí, estrecho e indisoluble: "He vivido "de" nuestro pensamiento y 'en" nuestro pensamiento, tan apasionada, tan completamente en el momento más decisivo de mi existencia".

66 Y el maestro extremecíase al leer la cita de aquel pasaje de sus obras. Parecíale que algo de su personalidad quedaba mancillado, enlodado, gangrena-