¿HAMLET VIVIRÁ?
"La conciencia hace de todos nos-
otros unos cobardes".
Hamlet (Acto 2.° escena 1.ª)
Leyendo el drama nuestro por excelencia, atrae como el abismo su profunda filosofía humana.
Viéndolo encarnado en un grande actor, algo que antes pasó casi desapercibido o como simple detalle, se impone entonces como esencial: la idea religiosa.
La tragedia en Hamlet es tan íntimamente desgarradora porque sintetiza la lucha ciclópea entre la energía humana y la restante energía, entre esa mísera partícula y el todo que la engendró y del cual depende.
Midiendo su poca resistencia ante el dolor causado por la muerte del padre y el inmediato casamiento de la madre que tanto ama aún — "los manjares del festín funerario apenas tuvieron tiempo de enfriarse cuando sirvieron los de la boda" — Hamlet deseaba morir... cuando una idea religiosa lo detiene. ¡Oh, si el Eterno no se hubiera armado del rayo exterminador contra el suicida!
Despertado a la vanganza por el espectro paterno, decide moldear y encauzar el porvenir dejando impreso en él ejemplar castigo.
Apenas decidido, la duda, de origen religioso, hace vacilar su voluntad: El fantasma que vió pudo ser