Página:El Gíbaro.djvu/108

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
100

¡Qué seria nuestra ecsistencia privada de goces que hicieran olvidar nuestros sufrimientos, y sin fé que nos alentase á sobrellevarlos? El poeta puede ecsagerar, pero nunca mentir.

Hemos dicho que cuando Vidarte seguia los impulsos de su corazon, apartándose de reflecsiones cuya profundidad no podian medir sus cortos años, lucia todas las galas de su rico ingenio, y la cancion titulada El sereno es una prueba de la verdad de este aserto. ¡Con que encantadora sencillez pinta el amor inocente de su edad cuando dice:

Las once y media ha tocado
y el barrio tranquilo está;
duerme, hermosa, sin cuidado,
que un sereno enamorado
á tu puerta velará.

Duerme, sí, linda Belisa,
y en tus ensueños de amores
me consagra una sonrisa,
dulce y pura cual la brisa
que mece blanda las flores!

Dulcísimos y puros son los anteriores versos, y muy dulce y puro el amor que retratan: compárese esta composicion con las demás en que el poeta llora desengaños que no ha sufrido ¿pero qué mas? él mismo manifiesta cuanto le abrumaba lo que con razon llama soñar, cuando, dirigiéndose á su caro amigo Don Pablo Saez, dice:

Cantemos, cantor, cantemos
las ilusiones que vimos.