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No mas ¡vive Dios! soñemos;
ya es tiempo que despertemos
del letargo en que dormimos.

Dos años despues dió una prueba de haber despertado al insertar en el Cañc. de Borinq. las seis hermosas composiciones tituladas: Insomnio, La nube, Dolora, Ante una cruz, Las dos flores, y Memorias. Estas pertenecen á la segunda época, y son otras tantas guirnaldas que forman la corona inmortal de nuestro vate. Las ecsaminarémos en particular, sujetándonos á los estrechos límites que marca el carácter de esta obra; pero antes permítanos el lector cuatro palabras que puedan guiarnos en nuestro juicio, y que espliquen la grande diferencia que hay entre esta y la primera época del autor.

Dos años empleados en incesantes estudios, en largas meditaciones, en discusiones amistosas, en una sociedad formada sin otro objeto que la instruccion mutua, debieron por fuerza dar otra direccion á las ideas de un jóven en que todos admiraban el genio, el sano juicio y una dulzura de carácter, que sola ella hubiera bastado á hacer su trato apetecido y siempre agradable. Los triunfos alcanzados en su carrera, y que lejos de procurarle envidiosos émulos, aumentaban por su modestia el número de sus admiradores, hicieron que viese en el hombre, no un mortal y encubierto enemigo, sino un hermano que alguna vez no lo parece por causas que no emanan de él. La luz de una Religion divina, que enseña al hombre á