Página:El Gíbaro.djvu/123

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paña á la mesa, en nuestras horas de estudio, de trabajo y de recreo, aprovecha el menor destello de nuestra razon, y muchas veces nuestros caprichos, para volvernos á la sociedad sanos y laboriosos; en una palabra, no vive sino para nosotros; pero esto no quita, y perdóneme que lo diga delante de ellos, que alguna vez nos mortifiquen, ya dándonos remedios que no deseamos tomar, ya intimidándonos con los chorros de agua fria para que gagamos lo que no es nuestro gusto el hacer.

—¿Y es esa toda la queja? ¿qué cosas exigen que hagais?

—Muchas: al que no quiere trabajar, le aconsejan, le estimulan y no paran hasta lograr que se