Página:El Gíbaro.djvu/137

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cierto es; pero así como un médico hiere en el brazo para disminuir la sangre del pulmon; así yo te doy de menos en este artículo lo que tú deseas saber, en cambio de lo que bailarás de mas en otros, y que maldito lo que te importa, si no es que te fastidia. Tengo además otras dos razones para portarme como ves: la primera, que así logro hacer una vez mi voluntad, aunque me cueste una zurra de tu parte; y la segunda, que de este modo he escrito una introduccion que puede adaptarse á todos los artículos posibles: ventaja de mucha monta, pero que no me servirá mas, puesto que, como diria un orador parlamentario, entro de lleno en la cuestion.

Los aguinaldos son de aquellas costumbres que muy poco ó nada tienen que tildar, y mucho que merece elogio, motivo por el cual, aunque me es grato el hablar de ellos, faltarán en este artículo ciertos toques que pudieran darle alguna viveza: ¡ es un recurso tan poderoso el enfadarse cuando no encuentra el escritor el medio de salir del atolladero! Falta la facilidad y demas dotes para describir; pues nada de apuro, venga la parte flaca, y demos de firme sobre ella, poniendo una cara de vinagre y convirtiendo la pluma en zurriago. En los aguinaldos no es posible hacer esto por mas que uno se empeñe: y ¿quién conservará el carácter de Domine ante un país entero que se regala, danza y pasea sin acordarse mas que de los Santos Reyes; pretesto seguro para pasar dos dias en deliciosa hartura y variada holganza? Fuera pues el carácter serio; cojo mi caballo, lo aparejo, monto en