misma hermosura parecer igual á todos los habitantes de la tierra? seguro es que no: desprecian estos lo que aquellos ensalzan, y aman aquellos lo que á estos es odioso. En una misma nacion, cada provincia quiere ser la mejor, en una provincia, cada poblacion, y en una poblacion, cada casa. Todos tienen sus buenas y malas cualidades, y del conjunto de ellas resulta un sello particular que distingue á unos de otros, y que sirve al hombre de talento, no para ajar á sus semejantes, sino para utilizar en provecho de la humanidad y en el suyo propio las virtudes, y aun los vicios, que todos tenemos.
Volviendo ahora á nuestras Antillas, ¿qué seria de ellas sin los muchos que allí van, como suele decirse, á hacer fortuna? Figurémonos por un momento que nada agradezcan, y que hagan como el inglés que tanto ha incomodado á nuestro paisano, ¿qué lograrán con esto? chocar si dan con uno que sea vivo de genio, ó que se les rianlos que les oyen, si son personas instruidas y prudentes: mientras tanto ellos han abierto allá una casa de comercio, ó han montado una hacienda de caña ó cafetal, etc.; abandonan, es cierto, el suelo en que se enriquecieron; mas esto no es un crimen; ¿quién es el que no desea volver á ver á sus padres, sus amigos y allegados, los compañeros de sus juegos infantiles, la casa y los muebles cuyas señas recuerda uno tan bien cuando está ausente? ¿quién es el que no suspira por oir aquella campana que le llenaba de tristeza á la hora de ir á la escuela,y de placer la víspera de un dia festivo?