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ra llamarse maestros hubieran tenido que pasar todos por un ecsámen rigoroso sobre materias cuyo nombre ignoran quizá algunos de ellos, y las cuales son indispensables al que ha de conducir á los niños en los primeros pasos que dan por la senda del saber, entonces podrian los padres estar tranquilos, y no tendrian que separarse de ellos desde su mas tierna edad, como ahora sucede, para ponerlos en escuelas que les merecen mas confianza.

En cuanto al colegio centro de estas escuelas, en mi concepto deberia ser un establecimiento en el cual se enseñara la Filosofía tal como previene el plan de estudios que rige en España, adoptando en él los mismos métodos y obras, para que nada nuevo encontrara un estudiante al llegar á la Península, y que se diera grande extension é importancia á la agricultura, como primera fuente de la riqueza de la Isla, y al estudio de idiomas, como tan necesario á los que se dedican al Comercio, que es el que puede hacer valer los productos de ella.

Todo lo que sea pensar en las carreras facultativas, sin tener antes buenos medios de instruir á los jóvenes en los ramos arriba espresados, es querer llenar el país de medianías, que siempre son el des crédito de las ciencias y las artes.

A primera vista parece irrealizable el establecimiento de un colegio, y el hacer que todas las escuelas dependan de él; pero no hay cosa mas fácil mientras se desee de todas veras; y no se piense que al decir esto me refiero al Gobierno; no él, sino