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Habiendo hablado de los estudios que se hacen en Puerto-Rico, en la Península, y en el estranjero, parece que debiera decir algo de los de la Isla de Cuba; pero como quiera que son ya muy contados los que van á seguir su carrera en aquella Isla, por ser los gastos mucho mayores en igualdad de circunstancias, me creo dispensado de hacerlo, en obsequio de la brevedad. Concluiré pues indicando algunos de los medios de mejorar en mi país la instruccion que en él se recibe, para que no haya obstáculos en las carreras cuando quieran continuarse fuera de él.

Es ante todo indispensable que la enseñanza siga una marcha uniforme, que haya un colegio en la Capital que forme el centro, y que todas las escuelas de la Isla sean ramificaciones suyas; porque mientras pueda cualquiera titularse Maestro y abrir un establecimiento que nadie se cuida de clasificar; mientras pueda seguir en él el método que le dicte su capricho; mientras, en una palabra, no haya para los padres de familia mas garantía que la buena ó mala fe de los maestros; mientras suceda todo esto (y lo digo muy alto), en Puerto-Rico se enseñará mal, y el que quiera ser sólidamente instruido en cualquier profesion, tendrá despues que estudiar gran parte de lo que debió saber al concluir la instruccion preparatoria.

No quiero decir que no haya algunos profesores muy dignos de serlo, pero estos serán los primeros en reconocer que hay tambien otros á quienes no vendrian mal unos cuantos años de escuela; si pa-