Página:El Gíbaro.djvu/89

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posibles de su parte. Córtale el gallero la cresta y las barbas, le pela con unas tijeras el pescuezo y la parte posterior del cuerpo, le recorta la cola á unos cuatro traveses de dedo de la rabadilla, y lo mismo hace con la punta de las plumas del ala; le pone una cabulla por sobre la espuela para que no pueda soltarse, ni le oprima la pata; teniendo cuidado de mudarla de una á otra, y le coloca en el lugar que debe ocupar en una casa grande, alquilada espresamente, y que toda está llena de gallos atados, de modo que no puedan alcanzarse, á un clavo fijo en las tablas del piso, ó encerrados en jaulas grandes de madera, con su division para cada uno.

Al salir el sol los sacan al corral ó frente de la casa, atando á cada uno en su estaca clavada en tierra, para que puedan escarbar; antes de esto los rosian con buches de agua y aguardiente, y los tienen allí hasta las diez ó las once de la mañana. Por la tarde vuelven á sacarlos, y al ponerse el sol les dan el maíz y el agua graduados segun su peso, y el resultado de la última prueba.

Estas pruebas son las botas y los coleos; las primeras consisten en echar á reñir dos gallos de igual peso, con las espuelas embotadas, ó envueltas en trapo ó papel de estraza, de suerte que no puedan dañarse: el gallero observa atentamente á cada uno, si pelea alto ó bajo, si pica a la cabeza, al pescuezo al buche, á la cabeza del ala ó debajo de ella, si es de carrera, si juega la cabeza, si pelea de afuera ó apechuga, si engrilla ó voltea, etc.; y segun lo que nota, coge á uno de ellos en la mano y le maneja de-