Ir al contenido

Página:El Gaucho Martín Fierro.djvu/39

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
Sobre Martin Fierro. — XXXI

Ver esos hombres, por Cristo!
En mi perra vida he visto
Una miseria mayor.

Yo no tenía camisa
Ni cosa que se parezca;
Mis trapos solo pa yesca
Me podían servir al fin...
No hay plaga como un fortín
Para que el hombre padezca;

Poncho, jergas, el apero.
Las prenditas, los botones,
Todo, amigo, en los cantones
Jué quedando poco á poco,
Ya me tenían medio loco
La pobreza y los ratones.

Solo una manta peluda
Era cuanto me quedaba,
La había agenciao á la taba
Y ella me tapaba el bulto —
Yaguané que allí ganaba
No salía... ni con indulto

Y pa mejor hasta el moro
Se me jué de entre las manos —
No soy lerdo... pero hermano
Vino el comendante un dia
Diciendo que lo quería
«Pa enseñarle á comer grano».

Afigúrese cualquiera
La suerte de este su amigo,
A pié y mostrando el umbligo,
Estropiao, pobre y desnudo,
Ni por castigo se pudo
Hacerse mal mas conmigo.

Ansi pasaron los meses
Y vino el año siguiente,
Y las cosas igualmente
Siguieron del mesmo modo —

...............................
...............................

Entre cuatro bayonetas
Me tendieron en el suelo —
Vino el mayor medio en pedo
Y allí se puso a gritar,
«Picaro, te he de enseñar
«A andar reclamando sueldos».

De las manos y las patas
Me ataron cuatro cinchones—
Les aguanté los tirones
Sin que ni un ay! se me oyera.

...............................
...............................


Martín Fierro nos cuenta en estos versos con un candor, con una verdad admirables, el orígen y desarrollo de sus desdichas, la causa primera y única de su vagancia y sus delitos.

Tenía rancho, hacienda, mujer hijos, y era feliz.— La autoridad lo arranca de su hogar, lo arrebata á sus afecciones, lo lleva á la frontera, al desierto, al frio, á los tormentos, á los peligros, para que con su valor y su sangre defienda la sociedad, siempre agredida ó amenazada por los indios.

Lo llevan prometiéndole alimentos, ropa, paga, y libertad á los seis meses de servicio. — En vez de alimento, encuentra hambre, en vez de ropa, desnudez y frío, en vez de paga, palos y estaqueadas; y en vez de seis meses, se pasan mas de seis años sin que se piense devolverlo á su familia.

Desesperado con su esclavitud y su miseria, huye de una tiranía insoportable, de un servicio que había ultrapasado los límites del deber y de la justicia, y vuela á su rancho, á los brazos de su mujer y de sus hijos. Parte el corazón el relato de lo que encuentra.


Volvía el cabo de tres años
De tanto sufrir al ñudo,
Resertor, pobre y desnudo —
A procurar suerte nueva —
Y lo mesmo que el peludo
Enderecé pa mi cueva.

No hallé ni rastro del rancho -
Solo estaba la tapera!
Por Cristo, si aquello era
Pa enlutar el corazón —
Yo juré en esa ocasión
Ser mas malo que una fiera!

¡Quién no sentirá lo mesmo
Cuando ansi padece tanto!
Puedo asigurar que el llanto
Como una mujer largué —