Dende chiquito gané
La vida con mi trabajo,
Y aunque siempre estuve abajo
Y no sé lo que es subir—
También el mucho sufrir
Suele cansarnos —¡barajo!
En medio de mi inorancia
Conozco que nada valgo—
Soy la liebre ó soy el galgo
A sigún los tiempos andan,
Pero tambien los que mandan
Debieran cuidarnos algo.
Una noche que riunidos
Estaban en la carpeta
Empinando una limeta
El Jefe y el Juez de Paz—
Yo no quise aguardar más,
Y me hice humo en un sotreta.
Me parece el campo orégano
Dende que libre me veo—
Donde me lleva el deseo
Allí mis pasos dirijo—
Y hasta en las sombras, de fijo
Que donde quiera rumbeo.
Entro y salgo del peligro
Sin que me espante el estrago,
No aflojo al primer amago
Ni jamás fí gaucho lerdo:
Soy pa rumbiar como el cerdo
Y pronto caí á mi pago.
Volvía al cabo de tres años
De tanto sufrir al ñudo,
Resertor, pobre y desnudo—
A procurar suerte nueva—
Y lo mesmo que el peludo
Enderecé pa mi cueva.
No hallé ni rastro del rancho—
Sólo estaba la tapera!—
Por Cristo, si aquello era
Pa enlutar el corazón—
Yo juré en esa ocasión
Ser más malo que una fiera!
Quién no sentirá lo mesmo
Cuando ansi padece tanto!
Puedo asigurar que el llanto
Como una mujer largué—
Ay! mi Dios —si me quedé
Más triste que Jueves Santo!
Solo se oiban los aullidos
De un gato que se salvó,
El pobre se guareció
Cerca, en una vizcachera—
Venía como si supiera
Que estaba de güelta yo.
Al dirme dejé la hacienda
Que era todito mi haber—
Pronto debíamos volver
Sigún el juez prometía,
Y hasta entonces cuidaría
De los bienes, la mujer.
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Despues me contó un vecino
Que el campo se lo pidieron—
La hacienda se la vendieron
En pago de arrendamientos,
Y qué sé yo, cuántos cuentos;
Pero todo lo fundieron.
Los pobrecitos muchachos,
Entre tantas afliciones
Se conchavaron de piones
¡Mas qué iban á trabajar,
Si eran como los pichones
Sin acabar de emplumar!
Por ahi andarán sufriendo
De nuestra suerte el rigor:
Me han contao que el mayor
Nunca dejaba á su hermano—
Puede ser que algun cristiano
Los recoja por favor.
¡Y la pobre mi mujer
Dios sabe cuánto sufrió!
Me dicen que se voló
Con no sé qué gavilán—
Sin duda á buscar el pan
Que no podía darle yo.
No es raro que á uno le falte
Lo que á algún otro le sobre—
Si no le quedó ni un cobre
Si no de hijos un enjambre,
¿Que más iba á hacer la pobre
Para no morirse de hambre?
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