Página:El Gaucho Martín Fierro.djvu/85

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
Martin Fierro. — 15

¡Tal vez no te vuelva á ver,
Prenda de mi corazón!
Dios te dé su proteción
Ya que no me la dió á mí—
Y á mis hijos dende aquí
Les echo mi bendición.

Como hijitos de la cuna
Andarán por ahi sin madre—
Ya se quedaron sin padre
Y ansi la suerte los deja,
Sin naides que los proteja
Y sin perro que les ladre.

Los pobrecitos tal vez
No tengan ande abrigarse,
Ni ramada ande ganarse,
Ni rincón ande meterse,
Ni camisa que ponerse,
Ni poncho con qué taparse.

Tal vez los verán sufrir
Sin tenerles compasión—
Puede que alguna ocasión
Aunque los vean tiritando,
Los echen de algún jogón
Pa que no estén estorbando.

Y al verse ansina espantaos
Como se espanta á los perros,
Irán los hijos de Fierro,
Con la cola entre las piernas,
A buscar almas más tiernas
O esconderse en algun cerro.

Mas también en este juego,
Voy á pedir mi bolada—
A naides le debo nada
Ni pido cuartel ni doy;—
Y ninguno dende hoy
Ha de llevarme en la armada.

Yo he sido manso primero,
Y seré gaucho matrero—
En mi triste circustancia,
Aunque es mi mal tan projundo,
Nací, y me he criado en estancia,
Pero ya conozco el mundo.

Ya les conozco sus mañas,
Le conozco sus cucañas,
Sé cómo hacen la partida,
La enriedan y la manejan—
Deshaceré la madeja
Aunque me cueste la vida.

Y aguante el que no se anime
A meterse en tanto engorro,
O sino aprétese el gorro
O para otra tierra emigre—
Pero yo ando como el tigre
Que le roban los cachorros.

Aunque muchos cren que el gaucho
Tiene una alma de reyuno—
No se encontrará ninguno
Que no le dueblen las penas—
Mas no debe aflojar uno
Mientras hay sangre en las venas.


VII


De carta de más me vía
Sin saber á donde dirme;
Mas dijeron que era vago
Y entraron á perseguirme.

Nunca se achican los males,
Van poco a poco creciendo,
Y ansina me vide pronto
Obligado á andar juyendo.

No tenía mujer, ni rancho,
Y á más, era resertor,
No tenía una prenda güena
Ni un peso en el tirador.

A mis hijos infelices,
Pensé volverlos á hallar—
Y andaba de un lao al otro
Sin tener ni qué pitar.

Supe una vez por desgracia
Que había un baile por allí—
Y medio desesperao
A ver la milonga fuí.

Riunidos al pericón
Tantos amigos hallé,
Que alegre de verme entre ellos
Esa noche me apedé.

Como nunca, en la ocasion
Por peliar me dió la tranca,
Y la emprendí con un negro
Que trujo una negra en ancas.