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DON QUIJOTE DE LA MANCHA

presa del escudo, forzosamente ha de decir: «Ea sus, salgan mis caballeros, cuantos en mi corte están, á recibir á la flor de la caballería, que allí viene»; á cuyo mandamiento saldrán todos, y él llegará hasta la mitad de la escalera, y le abrazará estrechísimamente, y le dará paz, besándole en el rostro, y luego le llevará por la mano al aposento de la señora reina, adonde el caballero la hallará con la infanta su hija, que ha de ser una de las más fermosas y acabadas doncellas que en gran parte de lo descubierto de la tierra á duras penas se pueda hallar. Sucederá tras esto, luego encontinente, que ella ponga los ojos en el caballero, y él en los della, y cada uno parezca al otro cosa más divina que humana; y sin saber cómo ni cómo no, han de quedar presos y enlazados en la intrincable red amorosa, y con gran cuita en sus corazones, por no saber cómo se han de fablar para descubrir sus ansias y sentimientos. Desde allí le llevarán sin duda á algún cuarto del palacio, ricamente aderezado, donde, habiéndole quitado las armas, le traerán un rico mantón de escarlata con que se cubra; y si bien pareció armado, tan bien y mejor ha de parecer en farseto. Venida la noche, cenará con el rey, reina é infanta, donde nunca quitará los ojos della, mirándola á furto de los circunstantes; y ella hará lo mismo con la misma sagacidad, porque, como tengo dicho, es muy discreta doncella. Levantarse han las tablas, y entrará á deshora por la puerta de la sala un feo y pequeño enano con una fermosa dueña, que entre dos gigantes, detrás del enano, viene con cierta aventura hecha por un antiquísimo sabio, que el que la acabare será tenido por el mejor caballero del mundo. Mandará luego el rey que todos los que están presentes la prueben, y ninguno le dará fin y cima, sino el caballero huésped, en mucho pro de su fama, de lo cual quedará contentísima la infanta, y se tendrá por contenta y pagada además por haber puesto y colocado sus pensamientos en tan alta parte. Y lo bueno es que este rey ó príncipe, ó lo que es, tiene una muy reñida guerra con otro tan poderoso como él; y el caballero huésped le pide (al cabo de algunos días que ha estado en su corte) licencia para ir á servirle en aquella guerra dicha. Darásela el rey de