barbero que lo que había pensado era, que él se vestiría en hábito de doncella andante, y que él procurase ponerse lo mejor que pudiese como escudero, y que así irían adonde don Quijote estaba, fingiendo ser el cura una doncella afligida y menesterosa, y le pediría un don, el cual no podría dejársele de otorgar, como valeroso caballero andante, y que el don que le pensaba pedir era que se viniese con ella donde ella le llevase, á desfacelle un agravio que un mal caballero le tenía fecho, y que le suplicaba ansimesmo que no la mandase quitar su antifaz, ni la demandase cosa de su facienda fasta que la hubiese fecho derecho de aquel mal caballero; y que creyese sin duda, que don Quijote vendría en todo cuanto le pidiese por este término, y que desta manera le sacarían de allí, y le llevarían á su lugar, donde procurarían ver si tenía algún remedio su extraña locura.
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