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DON QUIJOTE DE LA MANCHA

No hubo ella dicho esto, cuando Cardenio y el barbero se le pusieron al lado, deseosos de ver cómo fingía su historia la discreta Dorotea, y lo mismo hizo Sancho, que tan engañado iba con ella como su amo: y ella, después de haberse puesto bien en la silla, y prevenídose con toser y hacer otros ademanes, con mucho donaire comenzó á decir desta manera:

—Primeramente quiero que vuestras mercedes sepan, señores míos, que á mi me llaman ...

Y detúvose aquí un poco, porque se le olvidó el nombre que el cura le había puesto; pero él acudió al remedio, porque entendió en lo que reparaba, y dijo:

—No es maravilla, señora mía, que la vuestra grandeza se turbe y empache contando sus desventuras, que ellas suelen ser tales, que muchas veces quitan la memoria á los que maltratan, de tal manera que aun de sus mismos nombres no se les acuerda, como han hecho con vuestra gran señoría, que se ha olvidado que se llama la princesa Micomicona, legítima heredera del gran reino Micomicón; y con este apuntamiento puede la vuestra grandeza reducir ahora fácilmente á su lastimada memoria todo aquello que contar quisiere.

—Así es la verdad, respondió la doncella, y desde aquí adelante creo que no será menester apuntarme nada, que yo saldré á buen puerto con mi verdadera historia: la cual es, que el rey mi padre, que se llamaba Tinacrio el Sabidor, fué muy docto en esto que llaman el arte mágico, y alcanzó por su ciencia que mi madre, que se llamaba la reina Xaramilla, había de morir primero que él, y que de allí á poco tiempo él también había de pasar desta vida, y yo había de quedar huérfana de padre y madre; pero decía él que no le fatigaba tanto esto, cuanto le ponía en confusión saber por cosa muy cierta, que un descomunal gigante, señor de una gran ínsula que casi alinda con nuestro reino, llamado Pandafilando de la fosca vista (porque es cosa averiguada que aunque tiene los ojos en su lugar y derechos, siempre mira al revés como si fuese bizco, y esto lo hace él de maligno y por poner

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