N Florencia, ciudad rica y famosa de Italia, en la provincia que llaman Toscana, vivían Anselmo y Lotario, dos caballeros ricos y principales, y tan amigos, que, por excelencia y antonomasia, de todos los que los conocían los dos amigos eran llamados. Eran solteros, mozos de una misma edad y de unas mismas costumbres; todo lo cual era bastante causa á que los dos con recíproca amistad se correspondiesen; bien es verdad que el Anselmo era algo más inclinado á los pasatiempos amorosos que el Lotario, al cual llevaban tras sí los de la caza; pero cuando se ofrecía, dejaba Anselmo de acudir á sus gustos por seguir los de Lotario, y Lotario dejaba los suyos por acudir á los de Anselmo; y desta manera andaban tan á una sus voluntades, que no había concertado reloj que así lo anduviese.
»Andaba Anselmo perdido de amores de Camila, doncella principal y hermosa, de la misma ciudad, hija de tan buenos padres, y tan buena ella por sí, que se determinó, con el parecer de su amigo Lotario, sin el cual ninguna cosa hacía, de pedilla por esposa á sus padres, y así lo puso en ejecución; y el que llevó la embajada fué Lotario, y el que concluyó el negocio tan á gusto de su amigo, que en breve tiempo se