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DON QUIJOTE DE LA MANCHA

cosas con secreto, porque no viniesen á noticia de Anselmo ni de Lotario. Leonela respondió que así lo haría; mas cumpliólo de manera, que hizo cierto el temor de Camila, de que por ella había de perder su crédito; porque la deshonesta y atrevida Leonela, después que vió que el proceder de su ama no era el que solía, atrevióse á entrar y poner dentro de casa á su amante, confiada que, aunque su señora le viese, no había de osar descubrille; que este daño acarrean, entre otros, los pecados de las señoras; que se hacen esclavas de sus mismas criadas, y se obligan á encubrirles sus deshonestidades y vilezas, como aconteció con Camila, que aunque vió una y muchas veces que Leonela estaba con su galán en un aposento de su casa, no sólo no la osaba reñir, mas dábale lugar á que lo encerrase, y quitábale todos los estorbos, para que no fuese visto de su marido. Pero no pudo quitar que Lotario no le viese una vez salir al romper del alba; el cual, sin conocer quién era, pensó primero que debía de ser alguna fantasma; mas cuando le vió caminar, embozarse y encubrirse con cuidado y recato, cayó de su simple pensamiento, y dió en otro, que fuera la perdición de todos, si Camila no lo remediara.

»Pensó Lotario que aquel hombre que había visto salir tan á deshora de casa de Anselmo, no había entrado en ella por Leonela, ni aun se acordó si Leonela era en el mundo; sólo creyó que Camila, de la misma manera que había sido fácil y ligera con él, lo era para otro; que estas añadiduras trae consigo la maldad de la mujer mala, que pierde el crédito de su honra con el mismo á quien se entregó, rogada y persuadida, y cree que con mayor facilidad se entrega á otros, y da infalible crédito á cualquiera sospecha que desto le venga. Y no parece sino que le faltó á Lotario en este punto todo su buen entendimiento, y se le fueron de la memoria todos sus advertidos discursos; pues sin hacer alguno que bueno fuese, ni aun razonable, sin más ni más, antes que Anselmo se levantase, impaciente y ciego de la celosa rabia que las entrañas le roía, muriendo por vengarse de Camila, que en ninguna cosa le había ofendido, se fué á Anselmo y le dijo:

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