en ella y en sus virtudes cuán digno era Lotario de ser amado. Pues si esto es ansí, no te asalten la imaginación esos escrupulosos y melindrosos pensamientos, sino asegúrate que Lotario te estima como tú le estimas á él, y vive con contento y satisfacción de que, ya que caíste en el lazo amoroso, es el que te aprieta de valor y de estima, y que no sólo tiene las cuatro SS que dicen que han de tener los buenos enamorados, sino todo un A, B, C entero; si no, escúchame, y verás cómo te lo digo de coro.
»Él es, según yo veo y á mí me parece,
»Rióse Camila del A, B, C de su doncella, y túvola por más plática en las cosas de amor que ella creía; y así lo confesó ella, descubriendo á Camila cómo trataba amores con un mancebo bien nacido de la misma ciudad; de lo cual se turbó Camila, temiendo que era aquel camino por donde su honra podía correr riesgo. Apuróla si pasaban sus pláticas á más que serlo. Ella, con poca vergüenza y mucha desenvoltura, le respondió que sí pasaban; porque es cosa ya cierta que los descuidos de las señoras quitan la vergüenza á las criadas, las cuales, cuando ven á las amas echar traspiés, no se les da nada á ellas de cojear, ni de que lo sepan. No pudo hacer otra cosa Camila sino rogar á Leonela no dijese nada de su hecho al que decía ser su amante, y que tratase sus