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DON QUIJOTE DE LA MANCHA

siquiera este tiempo que he de tardar en desengañarle? Mejor fuera sin duda; pero no quedara yo vengada, ni la honra de mi marido satisfecha, si tan á manos lavadas y tan á paso llano se volviera á salir de donde sus malos pensamientos le entraron. Pague el traidor con la vida lo que intentó con tan lascivo deseo; sepa el mundo (si acaso llegare á saberlo) que Camila no sólo guardó la lealtad á su esposo, sino que le dió venganza del que se atrevió á ofendello... Mas con todo, creo que fuera mejor dar cuenta desto á Anselmo... Pero ya se la apunté á dar en la carta que le escribí al aldea, y creo que el no acudir él al remedio del daño que allí le señalé, debió de ser que, de puro bueno y confiado, no quiso ni pudo creer que en el pecho de su tan firme amigo pudiese caber género de pensamiento que contra su honra fuese; ni aun yo lo creí después por muchos días, ni lo creyera jamás, si su insolencia no llegara á tanto, que las manifiestas dádivas y las largas promesas y las continuas lágrimas no me lo manifestaran. Mas ¿para qué hago yo ahora estos discursos? ¿Tiene por ventura una resolución gallarda necesidad de consejo alguno? No por cierto. Afuera, pues, temores; aquí, venganzas; entre el falso, venga, llegue, muera, acabe, y suceda lo que sucediere. Limpia entré en poder del que el cielo me dió por mío, limpia he de salir dél; y cuando mucho, saldré bañada en mi casta sangre y en la impura del más falso amigo que vió la amistad en el mundo.

»Y diciendo esto, se paseaba por la sala con la daga desenvainada, dando tan desconcertados y desaforados pasos, y haciendo tales ademanes, que no parecía sino que le faltaba el juicio, y que no era mujer delicada, sino un rufián desesperado.

»Todo lo miraba Anselmo, cubierto detrás de unos tapices, donde se había escondido, y de todo se admiraba, y ya le parecía que lo que había visto y oído era bastante satisfacción para mayores sospechas; y ya quisiera que la prueba de venir Lotario faltara, temeroso de algún mal repentino suceso; y estando ya para manifestarse, y salir para abrazar y desengañar á su esposa, se detuvo porque vió que Leonela