De entre esta tierra estéril, desdichada,
destos torreones por el suelo echados,
las almas santas de tres mil soldados
subieron libres á mejor morada;
siendo primero en vano ejercitada
la fuerza de sus brazos esforzados,
hasta que al fin, de pocos y cansados,
dieron la vida al filo de la espada.
Y este es el suelo que continuo ha sido
de mil memorias lamentables lleno
en los pasados siglos y presentes;
mas no más justas, de su duro seno
habrán al claro cielo almas subido,
ni aun él sostuvo cuerpos tan valientes.
No parecieron mal los sonetos, y el cautivo se alegró con las nuevas que de su camarada le dieron, y prosiguiendo su cuento, dijo:
«—Rendidos, pues, la Goleta y el fuerte, los turcos dieron orden en desmantelar la Goleta; porque el fuerte quedó tal, que no hubo qué poner por tierra; y para hacerlo con más brevedad y menos trabajo, la minaron por tres partes; pero con ninguna se pudo volar lo que parecía menos fuerte, que eran las murallas viejas, y todo aquello que había quedado en pie de la fortificación nueva que había hecho el Fratin, con mucha facilidad vino á tierra. En resolución, la armada volvió á Constantinopla triunfante y vencedora, y de allí á pocos meses murió mi amo el uchalí, al cual llamaban uchalí Fartax, que quiere decir, en lengua turquesa, el renegado tiñoso, porque lo era; y es costumbre entre los turcos ponerse nombres de alguna falta que tengan, ó de alguna virtud que en ellos haya, y esto es porque no hay entre ellos sino cuatro apellidos de linajes que descienden de la casa otomana, y los demás, como tengo dicho, toman nombre y apellido, ya de las tachas del cuerpo, y ya de las virtudes del ánimo; y este tiñoso bogó al remo, siendo esclavo del gran señor, catorce años, y á más de los treinta y cuatro de su edad renegó, de despecho de que un turco,