dijere, el caso de ello es, que así va encantado mi señor don Quijote como mi madre. El tiene su entero juicio, él come y bebe y hace sus necesidades como los demás hombres y como las hacía ayer, antes que le enjaulasen: siendo esto así, ¿cómo quieren hacerme á mí entender que va encantado, pues yo he oído decir á muchas personas que los encantados ni comen, ni duermen, ni hablan, y mi amo, si no le van á la mano, hablará más que treinta procuradores?
Y volviéndose á mirar al cura, prosiguió diciendo:
—¡Ah señor cura, señor cura! ¿pensará vuestra merced que no le conozco, y pensará que yo no calo y adivino adónde se encaminan estos nuevos encantamentos? Pues sepa que le conozco, por más que se encubra el rostro; y sepa que le entiendo, por más que disimule sus embustes. En fin, donde reina la envidia no puede vivir la virtud, ni adonde hay escaseza, la liberalidad. ¡Mal haya el diablo! que si por su reverencia no fuera, esta fuera ya la hora que mi señor estuviera casado con la infanta Micomicona, y yo fuera conde por lo menos, pues no se podía esperar otra cosa, así de la bondad de mi señor, el de la Triste Figura, como de la grandeza de mis servicios; pero yo veo que es verdad lo que se dice por ahí, que la rueda de la fortuna anda más lista que una rueda de molino, y que los que ayer estaban en pinganitos hoy están por el suelo. De mis hijos y de mi mujer me pesa; pues cuando podían y debían esperar ver entrar á su padre por sus puertas hecho gobernador ó visorrey de alguna ínsula ó reino, le verán entrar hecho mozo de caballos. Todo esto que he dicho, señor cura, no es más de por encarecer á su paternidad haga conciencia del mal tratamiento que á mi señor se le hace; y mire bien no le pida Dios en la otra vida esta prisión de mi amo, y se le haga cargo de todos aquellos socorros y bienes que mi señor don Quijote deja de hacer en este tiempo que está preso.
—Adobadme esos candiles, dijo á este punto el barbero: ¿también vos, Sancho, sois de la cofradía de vuestro amo? ¡Vive el Señor, que voy viendo que le habéis de tener compañía en la jaula, y que habéis