Llegó el día fijado para la boda de Yamata y Boitoro, Y todos los invitados iban ataviados con sus mejores trajes. Yamata los recibió con una triste sonrisa y muy pálida, vestida con su traje nupcial.
Boitoro estaba grave y contento, y Futen había puesto, momentáneamente, sordina á su loca alegría; la madre de la casada enjugaba una lágrima y Miodjin mostrábase obsequioso con la joven Mizou.
Cuando estuvieron todos reunidos, comenzaron las ceremonias. Todos fueron conducidos á un patio en cuyo centro ardía un gran fuego.
Dos jóvenes, vestidas con trajes azules bordados con mariposas de oro, avanzaron graciosamente. Estas jóvenes representaban una pareja de lindos insectos, todo alas y todo amor, que simbolizan la felicidad conyugal. Cada una sostenía por un asa una gran canastilla llena de juguetes de niños, que, sucesivamente iban arrojando al fuego.
—El niño ya no jugará—decía una.
—La niña se convertirá en mujer, como la crisálida en mariposa.
— Sonreirás á tu esposo y arreglarás la casa.
Y los juguetes, unos después de otros, iban cayendo en el fuego, que crepitaba. Cuando ya no quedaba más que uno, las dos mariposas, exclamaron batiendo palmas:
—¡Marchémonos! ¡Marchémonos!
Entonces rompió á llorar la madre, Mizou levantó la manga de su traje hasta la altura de los ojos, Futen