debían ya, los japoneses imitaron su constitución, dando origen al imperio centralista. Tuvieron por jefe al Hijo del Cielo, el Mikado, "quien reina en el Japón desde el principio del tiempo y siempre." Sin embargo, la Constitución no estaba en armonía con la conformación geográfica del país. Como un traje usado y estrecho, cedió al cabo de dos siglos, quedando dividida la nación en gran número de principados. Después de luchas intestinas, que duraron mucho tiempo, el cetro quedó en manos de un sólo hombre quien tenía bajo su poder muchos vasallos, constituyendo de este modo un régimen feudal.
El Mikado, ejercía á la vez las funciones de Soberano y de Padre de su pueblo, es decir, que era ilimitado su poder. Demasiado soberbio para dejarse contemplar por ojos profanos, no se presentaba jamás en público, y vivía retirado en el fondo de su palacio de Kioto. Comunicaba con sus subditos por intermedio del shogoun ó taicoun, á quien dictaba sus voluntades. El cargo de shogoun se hizo hereditario y lo que empezó siendo una función, convirtióse poco á poco, en una dignidad real, efectiva y poderosa.
Los vasallos, propietarios de señoríos considerables, se llamaban daimio; sobre ellos estaban los samurai, oficiales nobles, pero muy pobres en general, á quienes les estaba prohibido el comercio. En último lugar, estaban los mercaderes y el pueblo bajo.
Este estado de cosas duró mucho tiempo y las revoluciones no atentaron, por decirlo así, al régimen